La impresionante técnica narrativa de
Janitzio Villamar
Tte. Ackbar
Este tema también es escabroso, porque muchos egos pueden salir mal parados, pero como yo nunca he reparado en semejantes tonterías, válgame el ego propio para matar al ego ajeno. En las siguientes páginas daremos un paseo por la más impresionante galería de técnica narrativa que actualmente se puede leer en español y conste que no se trata de un mero anuncio, ya lo podrán comprobar con sus propios ojos y, si conocen un poco, podrán medirlo y comparar con otras técnicas.
El primer asunto que deseo estudiar, es el de la voz del narrador. Para hacerlo, tomé los cuentos: Poema medioeval, La guerra de los duendes, Mi hijo el lobo, Primer lobo, Cacería de centauros, La hechicera, Se llamaba Allan, Cuenta regresiva, Dientes de la noche y El ilustre profesor, por otro lado, muestra de una sólida actividad narrativa. Además, analizaré fragmentariamente las novelas: La máscara del diablo, cuyo capítulo En la época de las cruzadas está publicado, La sombra del espíritu, dos capítulos ya publicados y cuatro capítulos de una novela inédita, al parecer sin título, facilitados por el autor.
En ellos, la voz del narrador puede aparecer desde distintos ángulos, en primer lugar, desde la persona él o ella, desde el yo o desde el tú, rarísimo y que, en las obras abordadas, no existe. En poema medioeval, La guerra de los duendes, Cacería de centauros, Primer lobo, Se llamaba Allan, El ilustre profesor y La hechicera se utiliza la tercera persona, es decir, el narrador habla de los otros, aunque en diferentes grados. Por ejemplo, en Poema medioeval tenemos un narrador que interactúa con el lector, bromeando, rompiendo el ritmo del relato para comentarlo, como lo haría un mero cronista. En cambio, en Primer lobo, el narrador se comporta como ajeno al texto, un espectador neutral que no opina, sólo se limita a narrar. En el caso de los textos narrados en primera persona, encontramos también varios tipos de narrador, el que cuenta su propia vivencia, como en los dos capítulos publicados de La sombra del espíritu o como el que cuenta su vivencia, pero no es él el principal involucrado, como es el caso de Se llamaban Allan, en donde un personaje secundario narra sobre el protagonista, amigo suyo o como el más lejano de Mi hijo, el lobo, en donde el padre cuenta acerca de su hijo, de allí el título, pero la mayor parte de la historia es la narración del hijo, no la propia, que apenas marca la pequeñísima introducción y la breve conclusión. Esta es la voz del narrador, variada, hecho atípico en la literatura mexicana, en la que los autores acostumbran una sola voz y no vuelven su mirada hacia otras posibilidades, símbolo de pobreza. Para romper la monotonía de un libro, estos cambios son muy recomendables, pues el lector habrá leído textos diferenciables en vez de un solo texto que continúa con otras historias.
Otro punto importante es la temática. Mientras Cacería de centauros, La hechicera y La guerra de los duendes son fantasía pura, la novela La sombra del espíritu es fantasía heroica. No es mucha la diferencia, pero la hay, por el desarrollo que debe tener la historia, como veremos más adelante. Mi hijo, el lobo y Primer lobo hablan de hombres lobo; Dientes de la noche de vampiros, pero los tres pueden ser agrupados como terror. Poema medioeval y el capítulo de La máscara del diablo son medievales, no al estilo de la ciencia ficción, sino más cercanos a lo histórico que a lo utópico. Se llamaba Allan, El ilustre profesor y Cuenta regresiva son ciencia ficción. La novela prehispánica es de tema prehispánico. Villamar tiene otras obras, por ejemplo, Bastet (versión helenizante), que está ubicada en tiempos de los egipcios, cuya trama fue tomada del papiro Abott, o una novela sobre la toma de Zacatecas, histórica. También existen otros textos suyos como ¿Crimen pasional?, policiaco o Teocracia, psicológico, ubicado en el Oeste norteamericano. Otra vertiente son los textos actuales, de los cuales existen muchos. Concluyendo, la variedad de temas requiere de un dominio muy amplio de conocimientos y mucha imaginación, si están bien situados, como es el caso.
El tercer punto a tratar es el de los personajes, en primer lugar la variedad, que debería estar influida por la temática. En cacería de centauros, existen personajes masculinos, una de cuyas diferencias es su ambivalencia homosexual-heterosexual. En el mismo texto hay otros personajes femeninos, cuya vida está anclada al suelo, pues tienen raíces y no pueden andar de un lado para el otro, por lo que deben aprovechar cuando tienen al macho cerca. Estas pequeñas características les confieren personalidades características, que ya estudiaré en su momento. En Primer lobo, fundamentalmente hay personajes masculinos, uno joven, otro anciano, otro maduro. Los personajes femeninos que aparecen son víctimas de violaciones por parte de un hombre lobo. En este texto también hay conductas homosexuales. En Mi hijo, el lobo, los personajes más importantes son masculinos, un anciano y un joven. En este textos, las conductas homosexuales vuelven a aparecer, pero son rechazadas. También existen personajes femeninos, pero su actuación en la historia es secundaria. En Dientes de la noche, el personaje principal es masculino, pero hay personajes femeninos que alcanzan a destacar. En El ilustre profesor, el protagonista es masculino, pero también hay personajes femeninos, importantes, pero apenas boceteados. En La guerra de los duendes, los personajes vuelven a ser masculinos y nuevamente hay conflictos entre personajes de diferentes edades. En Poema medioeval, los personajes centrales son dos, un hombre, el protagonista y una mujer, leif motiv de la narración. En este caso, lo que más destaca es el fuerte erotismo que no termina en sexo. En Cuenta regresiva, la protagonista es una mujer, secretaria que por sus errores es enviada accidentalmente a Marte, en donde se vuelve una heroína. Hay personajes masculinos, pero, convierten a la protagonista en su “abuela”. En La hechicera, la protagonista es una mujer, pero esta vez es ella la que tiene la sartén por el mango y quien decide su futuro y parece manejar la mayoría de las situaciones, debido a su inteligencia y sus artes. En este cuento aparece también una especie de tutora, mayor a la protagonista. Hay personajes masculinos, pero carecen de importancia. En el primer capítulo de La máscara del diablo, el protagonista es un hombre, pero hay personajes femeninos bien descritos que no carecen por completo de importancia. En La sombra del espíritu, la totalidad de los personajes son masculinos. Las mujeres sólo aparecen de manera circunstancial. En cambio, en la novela prehispánica, aunque el protagonista es masculino, algunas de las personajes son mujeres y su importancia varía, desde la mujer sagrada, de amplios conocimientos, hasta la prostituta y la madre, pasando por la amiga, etcétera. Es decir, nuevamente hay una fascinante variedad. Villamar tiene otros textos en donde las mujeres aparecen como narradoras o como personajes de gran importancia, tales como Confesiones de la comandante Minerva, Operación: criogenia y Base lunar, todas ellas del ciclo Marte en la memoria.
La estructura de los textos también es importante. En este rubro, nos importa mucho la narración y el diálogo, la descripción y caracterizacion de los personajes. Por ejemplo, Cacería de centauros contiene muy poco diálogo y mucha narración. Este caso se da también en Primer lobo, en el cual casi no existen diálogos, a diferencia de Se llamaba Allan y El ilustre profesor, en donde el diálogo ocupa un papel importantísimo. En las novelas, hay menos diálogo. En La máscara del diablo el diálogo existe en grado muy bajo, mientras en los dos capítulos publicados de La sombra del espíritu no lo hay. En La guerra de los duendes, los diálogos tienen suma importancia, pues en ellos hay verdaderos discursos con todas sus partes, desde el exordio hasta la argumentación y la conclusión. En El ilustre profesor, los diálogos son también muy importantes, porque también es en ellos donde se encuentra el juego de las argumentaciones, aunque no son discursos tan formales como los de La guerra de los duendes. En Dientes de la noche, los diálogos pueden pasar por intrascendentes, pues la fuerza del texto se halla en la narración. Así, la tónica que encontramos, es la variedad, ningún cuento es como el otro, todos son diferentes y sólo por eso, resultan interesantes, porque cuentan cosas diferentes, de manera diferente. La descripción, también es un elemento de primera importancia, pues es ocupado para dar ambientación o eliminada para dar paso a la acción. En Mi hijo, el lobo, el padre hace una maravillosa caracterización de su hijo, pero no describe los lugares, sino someramente. En Poema medioeval, la descripción juega un papel importante, pues es precisamente gracias a ella, que el autor nos pinta dos escenas, una vista por un hombre y la otra por una mujer, en las que se describen los cuerpos del contrario, desnudos.
Sobre el contenido, lo que verdaderamente dicen los textos, es abundante, porque tenemos textos cuyo objetivo es narrar una historia, y otros que desarrollan una idea más profunda. Por ejemplo, La guerra de los duendes es un texto hecho para divertir, aunque, si buscáramos de la forma más tonta, pero la más común, encontraríamos un texto que ensalza ciertos valores morales. Sin embargo, dichos valores entran en conflicto con la historia, por lo que el objetivo queda claro, es decir, la historia por la historia. En Poema Medioeval, el objetivo es el cursus honorum de la caballería, pretexto para desarrollar escenas como la magnífica escena de erotismo para ambas partes, un hombre mirando una mujer y una mujer mirando un hombre. Este cuento, entonces, sitúa su historia dentro de la lógica medieval de la caballería, razón por la cual el texto resulta sumamente complejo y bien logrado. A diferencia de él, En la época de las cruzadas ubica a un joven en un contexto también medieval, en donde las andanzas son el tema, cargado nuevamente hacia lo erótico, aunque en este caso el amor sí llegue al contacto físico. Los personajes hacen la diferencia, pues mientras el protagonista de Poema medioeval es un escudero, el de En tiempos de las cruzadas es un adolescente, un mero pastor que lucha con su propia realidad y consigue “armarse caballero” al luchar contra cruzados que pretenden violentar a su ama, una hermosa jovencita que termina por otorgarle sus favores. Sin embargo, el amor no dura mucho ni él le es fiel, sus intereses se ven obstaculizados por muchas personas y sus acciones se deben en muchas ocasiones a la interelación de dichas personas. Mi hijo, el lobo plantea un mundo alucinante, un mundo que tiene los síntomas de nuestro mundo actual, pero este mundo se halla ubicado en el tema del terror, lo que permite al autor elaborar una metáfora de su propio tiempo. Cuando nos encontramos con un hijo y un padre norteamericanos que viven la desintegración de su núcleo familiar, el abandono de la casa por parte del hijo y la búsqueda de su propia identidad a lo largo de numerosos lugares, pasando por ser striper, modelo, actor de películas porno, etcétera, nos enfrentamos a la lucha de un norteamericano promedio, llevada, por supuesto, al extremo. Al protagonista lo araña un lobo y termina por transformarse en hombre lobo. Esta transformación que lo convierte en un ser especial que no desea morir, es la realización del sueño americano, llevado nuevamente al extremo, pues el chavo inicia su vida desde abajo y se convierte en una estrella del cine porno para después convertirse en hombre lobo. La ambientación, nuevamente, es magnífica. Las escenas que se desarrollan en diferentes lugares le confieren una espectacular movilidad al relato, le dan un ritmo trepidante, por eso el subtítulo “Un thriller”, que evoca la voz inglesa espeluznante. La técnica narrativa es soberbia, pues la idea, ya presente en novedosísimos autores norteamericanos es imitada por un mexicano que consigue una obra maestra de la narrativa. La técnica del thriller intenta ser cine en papel. Se supone que el lector se sube a la montaña rusa y vive todo tipo de emociones sin poder bajarse del convoy. Esto es lo que sucede con Mi hijo, el lobo. El final, esa idea del padre que cumple su misión histórica de frente a su raza, es magistral, pues fraterniza al lector con el narrador, el propio padre. Ese es otro punto sumamente importante, el narrador, que cuenta la historia del protagonista, manteniéndola alejada del lector. El lector siempre tiene la escapatoria del narrador para que el protagonista no termine por involucrase sentimentalmente con el lector y el lector no permita el sacrificio final. Los curioso letreros de hombres lobo y la escena de frente al psicólogo homosexual son a la vez chuscas y terriblemente irónicas. Nuevamente, el mundo actual se estrella con nosotros. Mi hijo, el lobo es una verdadera “joyita literaria”, como bien marcara el secretario de la academia de poesía de Estados Unidos en Nueva York, Rafael Bordao. Primer lobo nos regresa a la Italia del siglo XVII, al ambiente de las aldeas. En este cuento tenemos también hombres lobo, pero ahora la atención del escritor se enfoca a la caza y búsqueda del engendro, por un lado y a las vivencias del propio hombre lobo, por otra. El narrador, ahora, es el mismo escritor. En este cuento hay elementos de misticismo, religiosos y elementos de magia, fetiches y talismanes, transformaciones y ritos. Estos elementos nos permiten hacer de la historia algo significativo, pues nos encariñamos con el personaje que, después de convertirse en hombre lobo por accidente, repudia su condición y, finalmente, consigue deshacerse de ella. Y es este deshacerse de ella un elemento que prolonga el mito del hombre lobo, un elemento novedoso dentro del propio mito. La búsqueda tan hábil de los clérigos sortea con genialidad el tedio que la simple historia del hombre lobo podría crear. Es soberbio leer sobre la inteligencia de los religiosos, a los que verdaderamente se les concede el don del razonamiento y ver al desdichado protagonista, para quien el ser hombre lobo es un desafortunado accidente, sufrir y cambiar todo por recuperar su alma. El mensaje del cuento nuevamente es atmosférico, propio de la época que se narra. Si buscáramos el tonto raciocinio de la moral, deberíamos decir que habla de la búsqueda de la pureza del alma, de la reinvindicación frente a Dios, del temor en Dios, pero caeríamos otra vez en contradicción, porque Dios en este siglo XX, es un dios del amor, mientras en el siglo XVII era, todavía, un dios al que se había de temer. Filosóficamente, el cuento se sostiene.
Cuenta regresiva es un texto muy especial, porque busca otra realidad, en donde la protagonista no tiene total conciencia de sus actos, lo que la lleva a cometer errores que, finalmente, redundan en su beneficio. La secretaria que consigue abordar una nave hacia Marte por accidente, sólo porque le gustaba la astronomía, aunque nunca había alcanzado su objetivo, es un personaje cínico desde el punto de vista de su autor, pero es, también, un personaje trágico, porque no pretende lo que consigue. Finalmente, la “abuela Madeleine se embarca rumbo a Marte y consigue atraer el afecto de los jóvenes colonos hacia ella. Es ella, ya en el colmo de la admisión de su propio devenir, quien coordina las airadas protestas de los jóvenes contra las órdenes colonialistas de la Tierra. Es decir, quien por accidente alcanza lo que soñó, termina por fungir el rol que la vida le dio. La abuela Madeleine será, pues, una heroína, porque en medio de su aturdimiento, logró remar contra corriente y sustentarse como modelo a seguir, como después se corroborará en el resto de los cuentos de la serie Marte en la memoria. A su vez, la abuela Madeleine es un pretexto narrativo, pues parece decir que no importa qué hagas, lo importante es asumir que se hizo. Sin embargo, aunque en este caso la moral cuadra bastante bien, existe un trasfondo menos dibujado. Los nombres de muchos de los personajes son anglos, a diferencias de sus apellidos, latinos u orientales. Esto revela la composición de una sociedad fragmentada, una sociedad norteamericana que pretende elevar lo anglo por encima del resto, pero no puede negar sus múltiples raíces. Esto también es un elemento trascendental, porque tenemos un retrato a futuro de la lucha de las culturas por ganar un espacio, del encuentro de culturas que terminarán por sincretizarse, porque una tiene el capital para sostenerse y la otra las tradiciones. Ambas pueden ser complementarias y el cuento revela todo ese trasfondo. Cacería de centauros contiene también una alegoría de la sociedad, desde muchos puntos de vista, pues podemos plantear a las distintas especies como clases sociales. Los Ulo-A, especie a la que pertenece el protagonista, son una especie intermedia entre los centauros y los pequeños feidales, que ya contienen una reminiscencia muy ligera a “feudales”. La historia se desarrolla por los ritos para alcanzar la oportunidad de reproducción, síntoma de nuestra sociedad, que nos habla de políticas demográficas. Los retos son muy amplios y Uro, el protagonista los enfrenta con ayuda de sus amigos. Recordemos que estamos hablando de los Ulo-A, la especie, léase “clase”, intermedia, quienes deberán enfrentar muchos retos para alcanzar su objetivo. Además, podemos encontrar en este cuento, la pugna entre lo femenino y lo masculino, cuando nos encontramos con las mujeres Ulo-A, atadas a la tierra por profundas raíces que prácticamente no les permiten moverse, ironía de la situación de la mujer en nuestra sociedad, y la convivencia entre los elementos masculinos, a veces homosexual, como lo reflejan el protagonista y Ref, uno de sus amigos. Otro elemento fuerte del cuento es la categorización entre hombres intelectuales, de acción y de trabajo. El protagonista es un hombre de acción, mientras uno de sus amigos es intelectual y el otro un obrero. Sin embargo, los tres están unidos por el lazo de la amistad, porque los tres pertenecen a la misma “clase”. Hay en este texto, una metáfora bastante clara de la sociedad, uno de los logros más difíciles en literatura si es consciente. En La hechicera, la lucha es más evidente, pues la hechicera, una niña, parte de un hogar donde el padre es herrero y aprende gracias a una bruja venida a menos. Sus éxitos son pequeños, pero sus propósitos son demasiado altos. Después de una larga serie de engaños, llega a la posición que deseaba, aunque, al lector esto puede chocarle, porque desplaza a la mujer legítima del señor feudal y se conivierte en su amante, una desclasada. Finalmente, llega el castigo, la hechicera es inmolada en la hoguera. Fijémonos en el encuentro existente entre ambos mundos, choque que a ambos cuesta, por supuesto que de manera diferente. El texto es maravilloso, la descripción única y la magia, un elemento atractivo, que se nos vuelve real ante los ojos por la manera en que está narrado. En La caída del espectro, el fondo es diferente, aunque también hay algo de lo anterior, porque los protagonistas no son los reyes o grandes de la corte, sino personajes de rangos inferiores. De nueva cuenta, como en Cacería de centauros, hay una lucha que enfrenta a dos fuerzas. La maldad, si asumimos el estereotipo de las películas, parece invadir el mundo, gobernada por un tiránico espectro o espíritu. Los personajes parecen meros pretextos para contar la historia de fondo, que, a causa de que sólo han aparecido dos capítulos, no podemos conocer por completo. Sin embargo, podríamos suponer la ruptura de un viejo orden para la aparición de otro nuevo, que parece amenazar las viejas reglas del juego. Lo mejor será no afirmar todavía nada.
En Se llamaba Allan, las contradicciones de un sistema democrático republicano se vuelven presentes con la visita de un extraterrestre que sufre los comunes escarceos de la ciencia y es tratado de la misma manera que lo son los extraterrestres supuestos por la ufología y los admiradores de los OVNIS. Sin embargo, la amistad es ponderada y sólo gracias a la politiquería que aprovecha la amistad, el extraterrestre es finalmente respetado y reconocido como embajador. La terrible comicidad del cuento no nos deja más que la pregunta ¿es fortuita o es nuevamente la burla de la situación? Creo en esto último. El cuento es muy bueno considerando todo lo anterior y observando que se nos presentan las contradicciones, ventajas y desventajas entre el mundo mexicano y el norteamericano, ambos determinados por causas diferentes que no vienen al caso, pero ambos dentro del mismo juego. El cuento vota por México. En Dientes de la noche, desde el principio se nos presenta la contradicción entre Europa y Estados Unidos, en donde un vampiro europeo se ve asediado por los comerciantes norteamericanos que quieren hacerlo invertir en toda clase de aventuras a cual más corrupta, actividades todas propias de Norteamérica. Al final, hay una venganza en contra del europeo, Estados Unidos bombardea Yugoslavia, en donde se contemporaneiza el cuento con la historia. En Estados Unidos, las decisiones son tomadas por enloquecidos monstruos, situación atípica de invasión y penetración cultural a la inversa. En este cuento, en vez de que sea Estados Unidos quien es invadido, Estados Unidos invade y corrompe. En el lenguaje propio del cuento, mounstriza. En El ilustre profesor, se pinta a Isaac Asimov, “el ilustre profesor” de una manera sumamente irónica. En primer lugar, se le voltea el nombre, pues en vez de llamarlo Isaac, se le dice Caasi y en vez de Asimov, Vomisa, de manera que se obtiene Caasi Vomisa, que suene caasi como casi vomita(-da). ¿Por qué? Bueno, pues la clave se puede encontrar en el ensayo que el mismo Janitzio Villamar presentó en el Coloquio sobre Isaac Asimov, en el que demuestra que Asimov es un autor panfletario, mero promotor del modelo americano. Dicho ensayo es muy interesante, porque se sirve de la sociología para demostrar el carácter publicitario de Fundación y la Historia Universal Asimov. El cuento, por su parte, nos pinta al ilustre profesor como un engreído, como suelen pintarlo sus prólogos y autobiografías, en las que un tanto por juego, un tanto por autocomercialización, se describe guapérrimo, genial y con la mayor facilidad de escritura que se había conocido hasta entonces. Sin embargo, como en Asimov, la ironía campea y las argumentaciones bien elaboradas se hallan presentes en el texto. De esa manera, el cuento es una burla muy elaborada, pues se demuestra un amplio conocimiento de la obra del ilustre profesor, a quien se convierte en un robot que continúa el mito después de muerto el hombre. El problema, y esto Villamar lo deja abierto para que nosotros reflexionemos, es la creación de nuevos esquemas que no repitan los consabidos leyes de la robótica y fundaciones, Lucky Starr, en fin. En el cuento, el robot sólo es capaz de refundir los viejos temas y no de crear otros nuevos que lleven la patente “Asimov” o “Vomisa”, según el cuento.
Después de estas reflexiones, sí debemos concluir que la narrativa de Villamar es rica en experiencias y contiene una extraordinaria variedad. Y lo más importante, es la originalidad, por encima de todo, porque la mayoría de los autores tienden a repetir o refundir lo que ya existe o, cuando crean un nuevo esquema, acaban con él merced a su pésima técnica literaria. En el caso de Villamar, ambas cosas se juntan. El resultado, a mi parecer, es soberbio, una sólida obra que no necesita más que lectores para comenzar el más interesante de los caminos, el de la valoración por la lectura que, por otro lado, estoy seguro ya tiene ganado. En lo particular, sus textos Mi hijo, el lobo y los capítulos de la novela La caída del espectro, le han reportado admiradores, elogios sin par y, ¡oh, sorpresa!, el que las ediciones en donde han aparecido se agoten. ¿Acaso no parece un sueño salido de un cuento de hadas?
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