domingo, 6 de julio de 2008

La retórica en la obra de Janitzio Villamar

Algunas consideraciones retóricas sobre la obra poética de Janitzio Villamar

Tte. Ackbar



En la obra de Janitzio Villamar existe una riquísima gama de recursos retóricos, tantos, que no conozco la obra de otro autor joven que contenga tantos. Así como entre los latinos estos “juegos” eran muy valorados, entre los españoles de la Edad de Oro también, Es hasta nuestro siglo que se ha perdido la tradición de fijarse en ellos y, con ella, también hemos perdido la única manera de medir la calidad de los autores. Un autor conciente de su propio quehacer es un autor capaz de realizar mejor su quehacer, porque en él, todo juego o giro es intencional, mientras en autores que no alcanzan un grado de conciencia mínimo, todo giro o juego será accidental y, por lo tanto, raro. Los más comunes entre estos juegos, son las imágenes, de la que hablaremos más adelante. Como consecuencia de un alejamiento entre el referente y el referido, la imagen se convierte en metáfora, otro de los juegos característicos del siglo XX. En Janitzio Villamar encontraremos todos los giros posibles, no por casualidad, sino por intencionalidad, como lo demuestra que el significado y la forma o morfología del significado, son indisolubles. En todo texto bien logrado, debería ser así.
Veamos primero un ejemplo de aliteración o repetición de sonidos: “como llanto de chispas creado,/ como creadora de miles de fuegos” (Cantos al fuego). En el primer verso fácilmente se puede encontrar el iniciado de aliteración, una de las más simples, fincada en el sonido e, de, cre y en el segundo en cre, de, les, de y fue. En otro ejemplo vemos otra más difícil de lograr: “y besas el beso del vacío/ y besas el beso del vasto mar” (Bajorrelieves). En este caso, la aliteración se da en el sonido be, be, be, va, para el primer verso y be, be, va para el segundo, en los que hay juegos mucho más complejos, que apenas comentaré, por el momento. Nótese, pues, el paralelismo entre el silabeo be, be, va del primer verso y el silabeo be, be, va del segundo, en todo semejantes, en lo que a sonido se refiere, pero en todo diferentes en cuanto a significado. En el primero, se besa al beso del vacío y en el segundo se besa el beso del vasto mar, en el primero hay una contradicción evidente entre besar al beso y después el concepto de vacío, es decir, besar el beso de la nada y en el segundo, besar el beso del vasto mar, que supone besar las olas , el beso de las olas a la costa, beso que se aleja, labios que sólo están por un instante. Este poema continúa en “y besas, oh Catulo, a tu Lesbia, el gorrión”. Lesbia, como sabemos, era la mujer huidiza a la que Catulo aspiraba y el beso de Lesbia, en este caso, es un beso fugitivo, el beso de la nada, el que está un instante y después ya no está. En el poema al gorrión de Lesbia, se hace el símil entre el amante y el gorrión, en el de Villamar se hace entre el gorrión y Lesbia, la contraparte del amante, lo que permite una mayor confirmación del carácter fugitivo de la amada, del beso, de su amor.
La ambigüedad es uno de los recursos retóricos más difíciles de manejar. Entre los latinos, pocos son los que se las ingenian para lograrlo y, en la actualidad, mucho menos son los que ven lo evidente hasta que leen los textos muchas veces. “Porque el viento es coda/ y el mismo viento, amor./ Porque su cálido aliento/ arrulla mis llamas (Codas para el viento). Veamos, en el ejemplo anterior, “su cálido aliento”, que puede ser atribuido a viento y a amor. Si lo atribuyéramos a viento, que debe ser la intención primera y la lectura por la que optará la mayoría, entonces encontraremos una imagen de un viento cálido, ya que también los puede haber helados, en donde el viento arrulla las llamas del autor. En el trozo expuesto o podemos identificar cuáles son estas “llamas”. Si, por el contrario, lo atribuimos a amor, tendríamos una imagen del amor como un ser vivo, del que una característica sería el cálido aliento, también muy propio del amor. Cuando las ambigüedades han sido puestas a propósito, soportan todas las lecturas posibles sin causar estropicios al conjunto, pero, cuado se dan por casualidad, no son posibles en todas sus lecturas, entenebrecen un texto y terminan por demostrar el poco uso de la lengua que tiene el autor.
“Anhelo tu voz junto a la mía / y tus párpados heridos por la visión, / mirada penetrante que arrulla el observar de las entrañas” (Poemas sueltos). En el presente ejemplo existe una doble anáfora por la repetición del mero concepto visión, mirada, observar e incluso párpados y por la repetición del concepto visión, mirada, que son lo mismo, pero no exactamente, aunque aquí mirada es aposición de visión. La anáfora es un recurso bastante común si se le ocupa con palabras iguales, como el repetir dos o tres veces “es cadáver, es polvo, es sombra, es nada (Sor Juana Inés de la Cruz), la palabra es, pero raro cuando se utiliza con un mismo concepto y palabras diferentes, como es el caso citado arriba entre mirada y visión.
Las anfibologías son propias de ejemplos de homofonía, pero no son nada comunes en la poesía. En el siguiente ejemplo veremos una: “Amor, el dios,/ amor, tú, mujer.” (Vacilaciones). Por supuesto, en seguida de la palabra, hay una explicaciones, porque el lector carece de cualquier otro contexto para comprender los dos significados, pero, he ahí una anfibología, claramente intencional.
· Los arcaismos también son comunes en español, desde los mesmos y agoras, hasta los magistrales utilizados en Góngora o Cervantes. “y porque su gélido aliento/ congelas mis miradas,/ sé, tépido viento,/ aire y ventizca” (Codas para el viento). En el ejemplo, gélido, todavía bastante conocido y tépido, en lugar de tibio, casi desaparecido.
· En el juego de las conjunciones, encontramos desde el asíndeton, carencia de ellas: “bruma, niebla, vapores,/ amor que se enciende”, pasando por el síndeton o uso de ellas: “y dejarlo en el estante” (Marea poética), hasta el polisíndeton o uso de muchas:
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El caso del barbarismo, un juego que puede resultar peligroso si es ocupado sin conciencia, porque entonces queda claramente tipificado como ignorancia, se presenta en nuestro autor con muchas reservas.
Las gradaciones, tan comunes en los poemas de Sor Juana y Bécquer, en Villamar también existen.
El hiato, tan común en el verso castellano, tiene utilidad específica en la poesía silábico-acentual, por eso cabría buscar en una poesía de este tipo, en donde se usa y se sufre en el conteo de sílabas.
El hipérbaton también es muy recurrido en la métrica silábico-acentual, como se puede ver en

La hipérbole es una exageración. “Desencadena tu fuego/ y déjalo abrasar mi llama” (Cantos al sol). En donde se dice que el fuego debe abrasar una llama, es decir, quemarla, cosa imposible, porque una llama ya arde y en esencia, no puede ser quemada. Existe aquí, además la asociación de ideas por eso el título del poemario Cantos al sol.
El homoecteleuton es un recurso para conferir musicalidad a la poesía en verso libre, así se riman no sólo dos sino muchos finales de verso, causando la sensación de que existiera una rima normal, aunque ésta no se presente de la manera tradicional, variada y entremezclada.
Los neologismos no son muy comunes, pero en el caso de Villamar, existen varios, algunos incluso ya con cierto uso entre editores y escritores. El caso más claro, pero no difundido es el de Dragatulo, la conjunción entre Catulo y dragón o un dragón Catulo o a la Catulo, el poema romano. El caso más conocido...
El peréntesis, está muy bien bien definido en Villamar e incluso podríamos decir que él es uno de los iniciadores de la definición clara del paréntesis, para el que ocupa comas, como oración adjetiva o parentética.
El políptoton es muy curioso por la utilización de una misma raíz con varios derivados dentro de una poesía. En Villamar también hay casos de políptoton.
El quiasmo agrupa, a diferencia del poíptoton, las raíces diferentes que se parecen y juega con ellas. Este recurso retórico es sumamente peligroso, porque suceder por ignorancia y, por lo tanto, se tenderá a dar una falsa etimología del término o a interpretarlo con un significado incorrecto. En Villamar, el quiasmo se presenta....
La sinécdoque, que sustituye un término por otro, creando una especie de comparación entre ambos, que no son de manera habitual sinónimos, puede ser encontrado en Villamar en...
Cercano al anterior, la sinonimia ...
El zeugma elide u omite un miembro de la oración, por ejemplo el verbo. “Ayer, la obscuridad,/ hoy, la obscuridad,/ tú, siempre tú,/ obscuridad”, en donde se elidieron los verbos correspondientes a las cuatro oraciones.

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